Los suplementos deportivos están por todas partes. En redes, en los gimnasios, en las conversaciones con amigos que entrenan. A veces parece que si no tomas proteína en polvo o creatina, no te estás tomando en serio tu entrenamiento. Pero, ¿realmente son necesarios para todo el mundo? En este artículo de EFAD te contamos en qué casos son realmente necesarios. ¡Vamos allá!
Cuando no llegas a cubrir tus necesidades con la alimentación
Este es uno de los casos más comunes. Personas que entrenan con intensidad y constancia, pero que por falta de tiempo, organización o apetito no consiguen alcanzar sus requerimientos nutricionales, especialmente de proteínas o calorías.
Si, por ejemplo, te cuesta llegar a los 100 o 120 gramos de proteína al día solo con comida, un batido de proteína puede ser una ayuda cómoda y efectiva. Lo mismo si estás en una fase de ganancia muscular y necesitas muchas calorías: un suplemento hipercalórico puede facilitarte la vida, siempre que no sustituya a una alimentación variada y real.
Cuando tu dieta es muy restrictiva
Si sigues una dieta vegana, vegetariana estricta o tienes muchas intolerancias alimentarias, es posible que tengas carencias de algunos nutrientes. En estos casos, suplementar con vitamina B12, hierro, omega 3 o incluso proteína vegetal en polvo puede ser necesario para cubrir lo que no estás obteniendo a través de los alimentos.
Aquí los suplementos deportivos no son un atajo, sino una forma responsable de cuidar la salud cuando hay limitaciones reales en la dieta. Lo importante es que estén bien elegidos y recomendados por un profesional.
Cuando entrenas a alto rendimiento o con mucha frecuencia
Las personas que entrenan varias veces al día, atletas de alto nivel o quienes hacen deportes muy exigentes, tienen un desgaste mayor y unas necesidades nutricionales más altas. En estos casos, la suplementación puede ser clave para rendir mejor y recuperarse antes.
Por ejemplo, la creatina, los electrolitos, los batidos de recuperación o incluso la cafeína en dosis controladas pueden marcar una diferencia. No porque sean “necesarios” para estar en forma, sino porque ayudan a optimizar el rendimiento en situaciones donde la alimentación por sí sola no llega a cubrir todo.
Cuando hay deficiencias detectadas en análisis
A veces, aunque comamos bien, el cuerpo no absorbe igual ciertos nutrientes. O puede que tengamos una deficiencia de vitamina D, hierro, magnesio o zinc sin saberlo. En estos casos, un suplemento deportivo es más que recomendable: es necesario. Pero eso sí, siempre debe ir respaldado por una analítica y la recomendación de un profesional.
Cuando tu estilo de vida lo complica todo
Para terminar, hay etapas de la vida en las que el estrés, el poco descanso, los viajes constantes o los turnos laborales hacen que comer bien se convierta en un reto. En estos momentos, un suplemento puede ser una ayuda práctica.
Por ejemplo, una barrita de proteína entre reuniones, un multivitamínico cuando no sabes si estás comiendo lo suficiente o una bebida con electrolitos si entrenas tras muchas horas de trabajo. No es la solución perfecta, pero sí una forma de mantener un mínimo de cuidado cuando no se puede llegar a todo.
En resumen, los suplementos deportivos pueden ser útiles, pero no imprescindibles para todo el mundo. Lo ideal es empezar por una alimentación equilibrada, adaptar tu dieta a tu entrenamiento y, si después de eso hay carencias o necesidades concretas, valorar con criterio si un suplemento puede ayudarte. Y si te interesa este tema, seguro que te encanta el Curso de Suplementación Deportiva de EFAD. ¡Échale un ojo!
Si te ha parecido interesante este post y quieres ampliar conocimientos o promocionar en tu profesión te animamos a leer otros post sobre entrenamiento personal en nuestro blog.
Recuerda que en EFAD ofrecemos una formación específica en Dirección y Gestión del Deporte, Entrenamiento y Fitness y Nutrición Deportiva, puedes consultar toda nuestra oferta formativa en nuestra web: www.efadeporte.com

No hay comentarios