Decidir hacer ejercicio en el futuro es fácil. De hecho, a menudo toma esa decisión cuando está descansado, como propósito de año nuevo o cuando se acerca el verano. ¿Qué sucede cuando llega el momento de hacerlo realmente?
Es posible que renuncies a hacer ejercicio porque estás cansado o porque prefieres dormir un poco más a levantarte temprano. Omitir su entrenamiento puede ser una buena decisión cuando se está enfermo o lesionado. Otras veces no hay una buena razón. Por eso, antes de decidir saltarte ese ratito de actividad física, hazte las siguientes preguntas.
¿Te arrepentirás después?
Seguro que te sentirás estupendamente durmiendo un rato más o ir directo a casa después de la jornada laboral, sin pasar por el gimnasio. Eso es gratificante a corto plazo. Más tarde, seguramente te sentirás culpable. El ejercicio es un compromiso que haces todos los días. Y en aquellos que te sientas menos dispuesto tendrás que recurrir a la disciplina.
¿Cuántas horas de ejercicio realizaste esta semana?
Mira hacia atrás en lo que has hecho esta semana. Si es el final de la semana y has hecho ejercicio todos los días, es posible que necesites un día libre para permitir que tu cuerpo se recupere.
Sin embargo, si han pasado algunos días, pregúntate si saltarte los entrenamientos se está convirtiendo en un hábito. Prepárate un calendario programando unas horas para hacer ejercicio físico.
¿Cómo compensarás el no haber entrenado esas horas?
¿Lo harás antes de acostarte o lo dejarás para primera hora de la mañana? Visualiza eso y pregúntate si realmente lo harás. Si cambias el horario, prepara con anticipación ese momento para hacer ejercicio.
¿Tiene una razón legítima para saltarse este entrenamiento?
Si estás enfermo, cansado o lesionado, es posible que necesites descansar. Si se trata de una cuestión de motivación, piensa en aquello que pueda motivarte como los beneficios de hacer deporte.
Cómo afecta a tus objetivos
Si estás tratando de perder peso, ¿qué tan importante es este ejercicio? El ejercicio quema calorías, aumenta la resistencia y mejora la fuerza. Recuerda que, si te lo saltas, nada de eso sucederá. Así que recuerda tus objetivos, establece nuevas metas y consigue algo de apoyo de algún amigo o familiar.
Cómo hacer para que el entrenamiento sea más apetecible
Puedes probar con alargando el calentamiento para facilitar la realización del ejercicio, escucha una nueva lista de música para que el entrenamiento sea más divertido o haz ejercicio en compañía de un amigo.
Recompensas por entrenar
Si tienes problemas para comenzar a entrenar, plantéate en recompensas tras finalizar. Por ejemplo: un baño caliente, una hora de lectura o de ver un programa de televisión, un masaje, una noche con amigos, ir al cine, jugar a tu videojuego favorito o estrenar un nuevo equipo de entrenamiento.
Cómo cambiar el entrenamiento
Si estás pensando en abandonar tu entrenamiento porque te despertaste tarde o tuviste que trabajar más de lo habitual, no te lo saltes todo.
Piensa en formas creativas de hacer un entrenamiento corto y efectivo que haga el trabajo. Seguro que dispones de diez o quince minutos para un entrenamiento intenso por intervalos. Puedes alternar una caminata con un sprint de 30 segundos. Aunque también puedes realizar ejercicios como flexiones, sentadillas o estocadas.
¿Cómo afectará tu día saltarte el entrenamiento?
Tu entrenamiento no solo es importante para quemar calorías. Puede afectar cada parte de tu día, tanto física como mentalmente. Te da mayor confianza, autosatisfacción, permite una mayor concentración, entre algunos beneficios.
¿Qué se interpone en el camino de su entrenamiento?
Identifica qué pensamientos te impiden hacer ejercicio. Lo más habitual suele ser: “estoy muy cansado”, “tengo demasiada hambre”, “no tengo ganas”, “tengo mucho que hacer” o “lo haré después”. A pesar del cansancio, el movimiento le vendrá bien a tu cuerpo, porque sentirás una recarga de energía y entusiasmo.
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